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Apartes de la conferencia dictada por el Dr. Stanley J. Dudrick en Bogotá Colombia al ser recibido como Miembro Honorario de la Asociación Colombiana de Cirugía , VIII – 23 – 06

El interés de Benjamín Franklin en la cultura científica del siglo XVIII lo llevó a tener muchas amistades y asociaciones positivas. Su amistad con el Dr. Thomas Bond lo inspiró a participar en la fundación del Hospital de Pensilvania.
Formó parte de su Junta Directiva del Hospital desde 1751 hasta 1757. Fue el primer secretario y su segundo presidente. Continuó apoyándolo hasta su muerte el 1 de abril de 1790. Este Hospital debe su existencia en especial a este gran hombre.
El Dr. Bond sirvió a la medicina americana a lo largo de su vida. El hospital de Pensilvania fue su creación y su pasión, y exitosamente reclutó a su antiguo colega, Benjamin Franklin, cofundador del Hospital. Fue miembro del primer personal médico del hospital, ofreció sus servicios profesionales voluntarios desde 1751 hasta su muerte en 1784.
Fue el primer presidente de la Junta Directiva del Hospital y fundador de la Universidad de Pensilvania, compartió sus habilidades y experiencia a través de conferencias clínicas con los estudiantes en el Hospital de Pensilvania. Sus actividades pioneras le han merecido el título de “Padre de la Medicina Clínica” en América.
Los horrores de los tratamientos son indescriptibles: los cánceres faciales eran quemados con emplastos, los senos eran removidos mientras hombres fuertes se sentaban sobre los pies de la paciente y sostenían sus hombros. Los vecinos se formulaban con ruibarbo, zen, aceite de ricino, elíxer de Daffy, infusión de ortiga y emplastos de miel, harina, cebollas, ajo y grasa de venado. Un orzuelo severo era curado aplicando manzanas podridas, un pie con lesiones severas tratado con cataplasmas de estiércol de vaca. Para la ictericia una infusión de vino blanco con estiércol de ganzo y lombrices de tierra.
La basura tirada a las calles, los pozos contaminados por los
retretes. La fiebre tifoidea, la malaria, la viruela, la
disentería y la difteria rondaban las ciudades. El
raquitismo y
el escorbuto avanzaban rampantes... Esos son los buenos
viejos
tiempos, que los historiadores modernos añoran
románticamente.
En el último piso del Hospital de Pensilvania quedaba el anfiteatro quirúrgico más antiguo de la nación, que sirvió como sala de cirugía desde 1804 hasta 1868. Las operaciones se realizaban en los días soleados entre 11 am y 2 pm, teniendo en cuenta que la electricidad no existía. Se usaban velas para ayudar a iluminar el cuarto. Los cirujanos que primero utilizaron este cuarto se consideraban hábiles artesanos. La cirugía se transformó en la primera especialidad de la nación. Carteles colgados en la ciudad informaban al público los procedimientos que se realizaban y los cirujanos que asistirían. El anfiteatro tenía 180 asientos, pero podía albergar hasta 300 personas.
Los procedimientos más comunes
incluían
amputaciones, extirpación de tumores internos y externos,
cálculos renales y cataratas, reparo de hernias y
reducción de fracturas. Los pacientes eran amarrados a la
silla
o cama quirúrgica y cargados por tres pisos. La
anestesia
sólo se usó hasta 1840. Los cirujanos en el
Hospital de
Pensilvania fueron reticentes a aceptarla y su uso se
inició en 1846. Aún entonces, la anestesia se
utilizaba
sólo en mujeres porque se creía que la mujer era
menos
resistente al dolor.
Antes del uso de la anestesia, los cirujanos acostumbraban a
“emborrachar al paciente”, darle opio o
láudano, o a
administrar al paciente un golpe seco con un mazo acolchonado, lo
suficiente para dejarlos inconscientes y con suerte vivos.
En mi país, la técnica aséptica
sólo se
usó hasta 1890. Antes, los cirujanos acostumbraban lavarse
las
manos después del procedimiento. Usaban batas que
protegían sus ropas y cuando terminaban la
cirugía, las
colgaban en ganchos fuera del anfiteatro. Estas batas no eran lavadas
durante años.
Los cirujanos, generalmente, somos más propensos a expresar el linaje profesional, pedigree o genealogía basada en sus mentores, profesores y directores académicos, jefes de departamento y otros individuos, más que la herencia institucional. Esto permite a los cirujanos definirse, con más precisión, mientras la gran mayoría de especialidades médicas se interesa más por la herencia institucional que por la continuidad personal. Un cirujano entrenado en Hopkins es aceptado, generalmente, como especial. Sin embargo, haber sido entrenado por Halsted, Blalock o Cameron tiene una connotación más valiosa y específica del linaje quirúrgico.
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Virtudes Quirúrgicas Prácticas |
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| Ingenio | Confianza en sí mismo | |
| Conocimiento | Autodisciplina | |
| Habilidad | Autocontrol | |
| Innovación | Autosuficiencia | |
| Adaptabilidad | Resistente a la presión | |
| Paciencia | Imperturbabilidad | |
| Atención | Enfocado | |
| Competencia | Entusiasmo | |
| Accesibilidad | Decisión | |
| Servicio | Experiencia | |
| Buen juicio | Liderazgo | |
| Sabiduría | Prudencia | |
Ingenio: Una virtud quirúrgica primordial. Es la capacidad de actuar efectivamente con imaginación y espontaneidad, especialmente en condiciones de dificultad o ante circunstancias desafiantes
Ecuanimidad: Igualdad y constancia de ánimo, es la cualidad o condición de ser imperturbable ante la euforia, depresión o emoción; serenidad
La habilidad de no temer al fracaso y al mismo tiempo enfrentarlo, pero si casualmente ocurre, reconocerlo y soportarlo primero y luego, superarlo y recuperarse, mientras aprende de éste para no repetirlo
Después de trabajar continuamente por 24 o más horas y estar durmiendo merecidamente, en menos de una hora recibe una llamada acerca de un paciente para algo que parece insignificante. Esto es una verdadera prueba para el carácter del cirujano o del residente quien deberá ser cortés, demostrar autocontrol y manejar el problema con gracia, cortesía y competencia, agradecer a quien llama por la preocupación por el paciente, y finalmente tratar de dormir de nuevo.
Tener que volver a Salas de Cirugía o a Urgencias, después de un arduo día de trabajo por una nueva emergencia, es una prueba aún mayor. Es un verdadero examen de la fortaleza física, emocional y profesional, y la fibra moral y ética necesaria para enfrentar estos llamados inevitables, que nos seguirán probando, sin importar los esfuerzos de los reguladores como el del descanso posturno, las 80 horas de trabajo semanales, etc. Desastres, actos terroristas, guerra y otras calamidades no respetan las restricciones en nuestros ideales o en nuestra profesión.
Dos desconocidos se reúnen en un pequeño consultorio y después de 15 o 30 minutos desarrollan un vínculo de entendimiento, cuidado y confianza, de tal magnitud que uno (el paciente) autoriza al otro (el cirujano) a tomar control completo sobre sus sentidos (del paciente), dejarlo inconsciente e incompetente y violar la integridad de su cuerpo para realizar el procedimiento quirúrgico indicado. ¿Pueden imaginarse un acto más genuino de confianza de parte del paciente y una responsabilidad y privilegio más asombrosos para el cirujano? En gran parte, es por esto que soy Cirujano.
El concepto y en general, el sistema para practicar la medicina está basado en la Confianza. El paciente, el cirujano, los colegas, residentes, estudiantes de medicina, enfermeras, farmacéuticos, nutricionistas, técnicos, secretarias y todos los otros prestadores de cuidado deben confiar el uno en el otro o el sistema fallará. La próxima vez que escriba una orden médica y crea que ha cumplido su deber con el paciente, recuerde esta cadena de confianza.
Los pacientes quirúrgicos son de tres tipos: Cobardes, Mentirosos, Locos
Cobardes – Lo que somos la mayoría de
nosotros, porque tenemos temor ante la posibilidad de ser operados.
Sentir miedo es normal.
Mentirosos – Lo que somos algunos cuando insistimos en que no
tenemos miedo a ser operados.
Locos – Los que piensan que ser operados es muy divertido
Si en algún momento sólo queda un doctor (médico) sobre la tierra, para servir a la humanidad, es mejor que sea un Cirujano.
Un cirujano puede, más rápidamente, aprender o recuperar el conocimiento, las habilidades y lo esencial de otras especialidades médicas y adicionalmente operar, si es necesario. Lo contrario no ocurrirá fácilmente.
Los cirujanos toman, y de hecho, están obligados a tomar muchas decisiones, muchas de ellas cruciales, de vida o muerte, virtualmente lo hacen todos los días y con certeza más frecuentemente que otros médicos. Más aún, las decisiones pueden ser inmediatas, sobre la marcha y bajo presión. Los Japoneses no tienen un carácter para la palabra crisis. Ellos la expresan con la combinaciones de los caracteres que significan, peligro y oportunidad. Este efecto combinado refleja gran sabiduría y gran entendimiento de lo que la crisis representa, más que el uso conveniente de dos caracteres.
Cuando un procedimiento quirúrgico o una operación no está marchando como se planeó, o tan bien como se anticipaba, un cirujano experimentado y disciplinado puede transformar un fallo aparente en una oportunidad y, tomando la situación con energía y entusiasmo, alcanzar el resultado deseado originalmente. Un cirujano que tenga menos inventiva, recursos, ingenio, habilidad, tenacidad y coraje es probable que no posea el talento, o que pierda la compostura cuando se enfrente a retos y situaciones fuera de la rutina. Al final, el paciente pagará el precio al obtener un resultado peor que el óptimo o francamente malo. Los cirujanos “de memoria” son peligrosos.
Los cirujanos por obligación, pero con agrado, sacrifican su juventud para alcanzar sus objetivos personales en educación, entrenamiento y alcanzar la competencia profesional. Cuando completan 14 a 20 años de preparación, después del bachillerato, para el cuidado de sus pacientes, han sacrificado la flor de su juventud, tienen más de 30 años, van “cuesta abajo” biológicamente, y usualmente conviven con déficit económico, cultural, emocional y de madurez. Así, que están en gran desventaja comparados con sus pares en otras profesiones.
El entrenamiento en cirugía general o en especialidades quirúrgicas nos brinda la oportunidad de ser parte de algo especial; la oportunidad de disciplinar la mente, de aprender cómo pensar, de desarrollar habilidades técnicas, de tomar decisiones clínicas cruciales, de soñar, de ser creativo, de descubrir nuevo conocimiento, de alcanzar un rendimiento personal óptimo, y de ganarse el privilegio de tener pacientes que confían su bienestar y su vida en nuestras manos.
Trabaje rápido, pero no se apresure, es mejor expresado como opere eficientemente pero no se precipite. La aparente velocidad del procedimiento quirúrgico es directamente proporcional a la competencia, habilidad y eficiencia del cirujano más que a acciones apresuradas o desdeñosas para ahorrar unos pocos minutos. Denton A. Cooley, que en mi opinión es uno de los cirujanos técnicos más finos de la historia, nunca parece apresurarse, y sin embargo, como por arte de magia, termina un procedimiento complejo en muy corto tiempo. Esto se debe a que él no pierde el tiempo o desaprovecha ningún movimiento, trabaja experta y deliberadamente hacia su objetivo.
Los verdaderos enemigos del cirujano son: la ignorancia y la enfermedad; y la cura primaria para las dos son educación, entrenamiento e investigación.
James C. Thompson en su mensaje presidencial en el ACS en 1983 dijo:
“La medicina de hoy es en gran parte exitosa gracias a la investigación de ayer, y si fallamos hoy en perseguir vigorosamente la investigación, la medicina de mañana será la medicina de hoy.”
¿Por qué estoy trabajando todavía a los 71 años?
Porque soy exitoso y feliz haciendo lo que hago. Adicionalmente, no he sido capaz de encontrar o pensar en algo más que preferiría estar haciendo. Además, quisiera pasar el resto de mi vida siendo tan útil como pueda ser, por el tiempo que pueda. Ésa fue la filosofía fundamental que me inculcaron mis abuelos, mis padres y mi mentor y amigo el Dr. Jonathan Roads, y mi héroe, el Dr. Benjamin Franklin. Lo mejor de todo es que he sido paciente y completamente apoyado y mejorado, en mi vida, por mi esposa y socia, Terry, quien de otra manera tendría que soportarme en la casa.
NOTA: el cirujano que requiera completa la conferencia del Dr. Stanley J. Dudrick por favor solicitarla al Dr. Hernando Abaúnza a la dirección /