Todo habitante colombiano; niño, hombre, mujer o anciano, tiene el derecho a ser atendido por un profesional de la salud ético, idóneo y competente. Esto es, de las más altas calidades humanas y morales y, con conocimientos técnicos y científicos actualizados. Además, este profesional debe gozar de la garantía de tomar sus decisiones clínicas sin interferencias; con toda libertad e independencia, según su juicio y discreción. Esta autonomía, o independencia profesional, es sobre todo, un derecho de los enfermos. Así lo proclama la Declaración de Lisboa de la Asociación Médica Mundial sobre los derechos de los pacientes: “El paciente tiene derecho a ser tratado por un médico del que le consta que puede tomar sus decisiones clínicas y éticas sin interferencias externas. A ningún paciente se le puede negar el derecho de ser atendido por un médico competente, concienzudo y libre. La independencia profesional libra al médico del peligro de hacerse cómplice de otros en contra del enfermo, protegiéndole de influencias perjudiciales procedentes de la sociedad, de la familia o, incluso, del mismo médico. Y le libra del riesgo de aliarse con el paciente en contra de la Administración, la Seguridad Social o la empresa y procurarle con ello ventajas injustas”. La Declaración de Madrid, también de la Asociación Medica Mundial, sobre Autonomía y Autorregulación profesional, reafirma la importancia de la autonomía profesional como componente esencial de la atención médica de alta calidad y, por consiguiente, como un beneficio que se debe al paciente y que debe ser preservado. Paralelamente, al derecho de la autonomía profesional, la Declaración de Madrid, proclama que la profesión médica tiene una responsabilidad permanente de autorregularse, es decir, debe tomar a su cargo la tarea de regular la conducta y actividades profesionales del médico. Como hemos visto, la ética, el conocimiento, la autonomía en la toma de decisiones y la autorregulación, son los pilares fundamentales del profesionalismo, y éste a su vez, es la base de la calidad en la prestación de servicios. El profesionalismo entonces, es un derecho y un deber del profesional, pero sobre todo es un derecho de la población. Sin embargo, los anteriores principios pierden toda su vigencia si los recursos se esfuman o son mal priorizados. Luego, para complementar el autentico profesionalismo, el profesional debe asumir la responsabilidad de que los recursos no se desvíen y sean eficientemente distribuidos en toda la sociedad potencialmente necesitada. A este respecto, la declaración de Madrid, dice: “Tener conciencia de los gastos es un elemento esencial de la autorregulación. La atención de la más alta calidad sólo puede justificarse por la certeza de que el costo de tal atención permita que todos los ciudadanos tengan acceso a esa atención”. “Por tal razón, las asociaciones médicas nacionales deben incluir el control de gastos en sus respectivos sistemas de autorregulación. E l control de gastos no debe ser usado como pretexto para negar a los pacientes los servicios médicos que necesitan. Tampoco debe permitirse el excesivo uso de facilidades médicas que aumente el costo de la atención de tal manera, que no permita acceso a ella a los que la necesitan”. Lo cierto es que en un sistema de salud como el colombiano, de aseguramiento individual, basado en poderosos monopolios de intermediarios privados con ánimo de lucro, con una cobertura baja en el aseguramiento y exclusión de la salud pública, de los pobres y de los desempleados, donde los inversionistas abusando de la posición dominante, atrapan los recursos del sistema, obteniendo utilidades imposibles de obtener en otro sector de la economía, es imposible hablar de profesionalismo. En estas circunstancias, en Colombia el profesionalismo sucumbió ante la arremetida de un mercado frenético y sin control. Sus cinco pilares fueron erosionados uno por uno: la ética, el conocimiento, la autonomía, la autorregulación y la posibilidad de distribuir recursos, ya no nos pertenecen; son manejados a voluntad por los aseguradores. La nación entera debe entender que es necesario recuperar el profesionalismo en la salud, so pena de quedar sin profesiones y sin profesionales de verdad. La Recertificación de los Profesionales de la Salud, entendida como un proceso pedagógico de educación continua, administrada por las organizaciones de los propios profesionales en ejercicio activo, puede mitigar y aún frenar el deterioro progresivo que ha sufrido el profesionalismo en Colombia desde que en ella hizo su aparición el negocio corporativo de la salud. ¿Por Qué es Necesaria la Rectificación?Porque es necesario mantener a los profesionales de la salud en ejercicio activo, actualizados en conocimientos científicos y en aplicación de nuevas tecnologías, ya que éstos cambian constantemente de manera acelerada y son la base de la calidad de los servicios prestados. Características Generales de la Rectificación
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