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Septiembre 9 de 1998
Agradezco a la Sociedad Paraguaya de Cirugía el honor de representar en este acto inaugural a los invitados extranjeros que participan de este congreso. Entiendo que la escogencia se debe al hecho de ser yo uno de los decanos de los invitados y como retribución del cariño y admiración que profeso por la Sociedad Paraguaya de Cirugía. Nuestras primeras palabras son de reconocimiento a la autoridad organizadora y al cirujano del Paraguay, por la atención y el calor humano que nos han brindado. Amigos cirujanos, señoras y señores, yo los invito a reflexionar sobre el momento en que vivimos. A cada lunes, a cada enero, a cada década, afloran nuevas ideas y nuevos planes frutos de la experiencia vivida. En el cambio de los siglos surgen nuevas propuestas que efectivamente cambian el curso de la historia. O qué decir ahora del puente del siglo XX y de la aurora del tercer milenio? Amigos viviremos enseguida el cambio más importante del calendario Gregoriano. Pienso que debemos reflexionar sobre los impactos sufridos por nuestro arte en el aspecto profesional promovido por las transformaciones experimentadas por la sociedad y que en razón de la globalización integran hoy nuestro diario vivir. Sin embargo esta profesión liberal es cosa del pasado hoy transformada en actividad asalariada o remunerada por tarifas de honorarios impuestas por los convenios médicos prepagos y que subvaloran nuestra bˆ ƒd’ |